viernes, 5 de diciembre de 2014

Philip Dick, VALIS + Historia gnóstica de la Misa

La segunda parte del título apuntado en el topic pertenece al libro Ritual Gnóstico de Invocaciones Arcangélicas, de Tau Sendivogius, en su momento Obispo de la IRAG.
Ante la inminente inauguración, en la Capilla de los Caballeros Verdes y las Damas de Esmeralda, de la Misa Alquímica de los Tres Cálices, queremos dejar este breve apunte respecto a lo que puede entenderse por Misa en sentido gnóstico y teúrgico, según la tradición de las iglesias cristosofiánicas, que es un gnosticismo particular según ese avatar solilunar llamado Xristos Aggelos, Yeshu Ziwa o Cristo Resucitado, que inicia su pedagogía angélica recién tras su muerte y resurrección, tal como es indicado en la Pistis Sophia del obispo gnóstico Valentino, en el siglo III. 





















Como pertinente antesala, algunos párrafos de Philip Dick en VALIS
“Tomás había llegado a saber cómo reconstruirse después de acaecida la muerte física. Todos los cristianos primitivos lo sabían. Se logaba por medio de la anamnesis, la pérdida de la amnesia que …  Bien, según estaba planeado el sistema, cuando Tomás se sintiera agonizar dejaría una huella en el signo cristiano del pez, comería un alimento color rosa –el mismo color rosa de la luz que Fat había visto– y bebería de un recipiente sagrado mantenido en un lugar fresco, y luego moriría; y al renacer, crecería y se convertiría en otra persona, no en él mismo, hasta que se le mostrara el signo del pez.
“Había previsto que esto sucedería unos cuarenta años después de su muerte. Se había equivocado. Tuvieron que transcurrir casi dos mil años.”
(…)
“La promesa de vida eterna que Cristo hizo a su pequeño rebaño no era ninguna mentira. Cristo le había enseñado a lograrla.”
(…)
“Cristo es una forma de vida extraterrestre que llegó a este planeta hace millares de años, y que como información viva pasó a los cerebros de los seres humanos que ya vivían aquí, la población nativa de este planeta.

“Antes de ser Cristo fue Elías. Los judíos lo saben todo sobre Elías y su inmortalidad; y su capacidad de extender la inmortalidad entre otros “mediante la división de su espíritu”. El pueblo de Qumran conocía todo esto. Intentaban recibir parte del espíritu de Elías.”
(...)
“Contra el Imperio se levanta la información viva, el plásmata o médico que conocemos con el nombre de Espíritu Santo, Cristo desencarnado. Estos son los dos principios: el oscuro (el Imperio) y el luminoso (el plásmata). Cada cual contiene un componente de esos dos principios. Zoroastro lo sabía porque la Mente Sabia le transmitió la información. Él fue el primer Salvador. Cuatro han existido en total. Un quinto que está por nacer diferirá de los otros.”   
Philip K. Dick, VALIS.

***

1. Breve historia gnóstica de la misa.

En los primeros tiempos del cristianismo, la Eucaristía era celebraba en las casas de los practicantes. Se reunían los discípulos de Cristo que habían recibido la memoria de aquello que había dicho y hecho, y que deseaban testimoniar la existencia de un Cuerpo de Gloria, interior y luminoso, por construir desde aquí abajo, capaz de sobrepasar la muerte del cuerpo físico, a fin de experimentar la supervivencia y transmigración del alma: descender a los infiernos y volver a la Tierra, para reconquistar el Pleroma celeste. Esta memoria se inscribe dentro de una enseñanza y por obra de una vivificación de ciertos símbolos. La repetición del símbolo eucarístico se pasa, al inicio, dentro del contexto de los ágapes tradicionales. Luego, se empieza a distinguir el culto independientemente de la comida habitual, para asumir el carácter propiamente espiritual de la comida eucarística. Es en el curso del siglo II que las narraciones (re-citaciones) evangélicas y las diversas cartas de los Apóstoles comienzan a ser leídas durante los ágapes, comentados y discutidos en tales reuniones, de la misma manera que los textos del Antiguo Testamento, los textos apócrifos, o los textos específicamente gnósticos, según las comunidades.
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Muchas modalidades gnósticas se desarrollan: ellas prolongan el culto de Mitra, que propicia también una suerte de Eucaristía.
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Quien preside la celebración es quien dice la gran oración eucarística: ésta es de su creación, de su libre inspiración, siguiendo la tradición judía de la oración en la sinagoga, una tradición igualmente usual en los grupos gnósticos. El acontecimiento central de esta oración hace memoria de la Vida, la Transfiguración, el Cuerpo de Gloria, y el Pasaje del Xristos más allá de la muerte, eso que los cristianos llaman Resurrección.Entre los siglos VI y XII, el cristianismo gnóstico, o más ajustadamente, el gnosticismo cristiano, se oculta y se difunde de manera apócrifa: disimula sus ideas y sus prácticas dentro de la codificación alquímica por ejemplo. La alquimia, que jamás fue el antepasado de la química, sino una enseñanza metafísica en los medios instruidos de la química árabe, va a vehiculizar el pensamiento gnóstico, y la práctica de la transmutación propia de los gnósticos: la transubstanciación de los cristianos.
(…)
Es así que el simbolismo alquímico va a acompañar al cristianismo, apareciendo en los muros de las iglesias romanas y se expande, más tarde, en el corazón de las catedrales góticas. Así también la Alquimia, y por lo tanto la doctrina gnóstica, se va a disimular en las miniaturas iluminadas, se desplegará en las operaciones mágicas propuestas por los grimorios, en los tratados de medicina, de arquitectura, de teología, si bien de manera velada y codificada.
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A veces los gnósticos participan del oficio católico, si bien entienden la misa de una manera por completo distinta. O luego, ciertos grupos, continuarán diciendo la misa de su Tradición, en secreto… 
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Para que los fieles se unan en el Misterio, hace falta que cada uno sea capaz de descender a lo más profundo de sí mismo y sea capaz de descubrir ahí toda la amplitud de este Misterio. El canto debe ser un canto que proviene del interior, no debe ser jamás una simple ornamentación … Los fieles no deben responder amen a excepción de que el amen viva en ellos. Que la magia de la transmutación interior se opere. Que la magia de la transubstanciación transforme el ser enceguecido en un ser despierto, listo para atravesar la muerte. Y puede que esto no sea inmediatamente accesible, y que esto suponga un largo trabajo de investigación, de oración, de meditación, que sea necesaria una iniciación voluntaria y difícil.
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El gran cisma adviene en el año 1870 con la promulgación papal  de la infalibilidad pontifical. Esta promulgación precipita el gran despertar gnóstico, que va a recorrer a todos los grupos iniciáticos y animar a las Iglesias gnósticas en dirección de una cierta visibilidad. La revista La Gnose aparece en 1908.           
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En consecuencia, se trata de volver a participar del Misterio central de la misa: el Misterio eucarístico, en su forma más pura, es decir desembarazada de dogmas.
La Eucaristía es ante todo la celebración del Misterio pascual, de la capacidad humana de traspasar la muerte para atender a otra edad de la Vida: la luz, el gran Soplo, la gran Energía. La Eucaristía es primero una celebración de la belleza, de la grandeza y del esplendor, de la inmensidad de la Vida. Y esta celebración se debe vivir en una correspondencia profunda, en una puesta en vibración de todo el ser. 
(...)
El Misterio pascual muestra que es efectivamente un pasaje que se efectúa en la Eucaristía, donde el Espíritu Santo actúa directamente a través de su Soplo. Es por ello que se invoca a este Espíritu a la vez sobre las ofrendas y sobre el pueblo reunido (estas son las epíclesis) en el transcurso de la oración eucarística. Considerando el Misterio pascual, uno pasa del Jueves Santo al Viernes Santo, y por lo tanto de la Cruz a la Resurrección, que ilumina y orienta hacia el retorno del Christos. El sacrificio eucarístico es la fuente y la cima de toda la vida cristiana, ya que toda la fuerza del Fuego Celeste es infundida en la materia, en la Vida y por lo tanto en el ser. La Eucaristía es el maná cotidiano de los Sabios, el viático de todos aquellos que aspiran a alcanzar la realización divina, la santidad de los hijos iniciados de Dios. La Eucaristía es el alimento del alma, y los gnósticos saben que la absorción regular de la Sangre del Christos acaba por acrecentar el nivel de la conciencia espiritual. La Eucaristía permite a cada participante construir el Cuerpo de Gloria en las condiciones más justas y más favorables. Jamás el participante podrá disociar la Eucaristía de su Vida, de la Vida real.
El altar rosacruz tradicional cuenta, en la vertical de las reliquias, con un athanor. Desde siempre, los Maestros Rosa+Cruz sabían del verdadero poder de las operaciones eucarísticas, y cómo, durante la misa, el Fuego Celeste puede ser imantado en la materia, y que por lo tanto es capaz de transformar, por su sola fuerza, los elíxires, y de transmutar las sustancias densas en completamente aéreas. Los Maestros Rosa+Cruz, sacerdotes, y en consecuencia maestros alquimistas de la Vía Sacerdotal, saben que el participante debe comulgar cotidianamente con el Spiritus Mundi, el gran Soplo, el Archaeus, es decir, que él se nutre de la energía divina. Es una forma de instrucción de la Gnosis, o de Conocimiento, que es transmitida por la presencia del Christos, bajo la forma del participante que es investido, bajo la forma del Verbo proclamado, y bajo la forma del pan y del vino consagrados. El Christos, en efecto, se hace particularmente presente, bajo la apariencia de este pan y este vino. Decimos que este es el gran sacramento, ya que podemos concebir no sólo la Presencia bajo una forma intelectualizada, sino de sentirla, y asimismo verla. Es una transformación mágica que se opera cuando cada participante del gran Misterio, capta de golpe, al mismo tiempo, que toda la Vida es transfigurada.
(...)
La absorción material de la hostia humedecida en el vino, transubstanciados, permiten al genuino participante del Misterio de la Presencia, asimilar realmente las fuerzas divinas, las fuerzas de la conciencia cósmica. Si el participante día tras día, a través de un trabajo solitario de descenso interior, de distanciamiento del plano de la materia tangible, y de todos los fenómenos de poder y egocentramiento, se deja llevar enteramente por las fuerzas eucarísticas, él sigue inevitablemente una auténtica transmutación haciendo posible la emergencia del Despertar. Este Despertar, es la conciencia crística activa, que hará nacer, dilatar y florecer en el corazón del hombre, el alma espiritual, vestida de su Cuerpo de Gloria radiante. Y este Cuerpo de Gloria que va a permitir traspasar la muerte física, permitirá al alma espiritualizada cruzar el pasaje, sobrevivir, sobre otro plano, y poder reintegrarse al Pleroma. 
Por la Eucaristía el participante absorbe una carga energética considerable, él ingiere una potencia vibratoria, un verdadero elixir de vida. Es un fragmento de la piedra filosofal de los viejos alquimistas, de esta piedra formidable capaz de transmutar el ser entero, progresivamente, o a veces instantáneamente, y transfigurarlo más allá de la Luz … Y es este participante, monje paciente, explorador de todos los Misterios de la profundidad crística, quien podrá, en un extraordinario viaje de amor, entar en una confiada relación con las luces arcangélicas … 

Tau Sendivogius. 

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